El Ángelus es una oración en
recuerdo de la Anunciación y del misterio
de la Encarnación. Toma su nombre de sus primeras palabras en la versión
latina, Angelus Domini nuntiavit Mariæ. La redacción del Ángelus es
atribuida por algunos al Papa Urbano II (1088-1099) y por otros a Juan XXII (1316-1334). Al momento de rezar esta oración se
le llama también la hora del Avemaría.
San Lucas refiere que el ángel
Gabriel fue enviado por Dios a Nazaret,
a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el
nombre de la virgen era María. El ángel le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el
Señor está contigo”. Luego añadió: “No temas, María, porque has hallado gracia
delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien
pondrás por nombre Jesús”. María
respondió al ángel: “¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?”. El ángel
le aclaró: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te
cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado
Hijo de Dios”. Contestó María: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí
según tu palabra”, Días después, María fue
a casa de su prima Isabel, la cual exclamó: “Bendita tú entre las mujeres y
bendito el fruto de tu seno”(Cfr. Lc 1,26 ss). A modo de conclusión, San Juan
añade en el prólogo de su Evangelio: “Y el Verbo se hizo carne, y habitó entre
nosotros” (Jn 1,14)
Oración:
Oración:
V. El Ángel del Señor anunció a María.
R. Y concibió por obra del Espíritu Santo.
Dios te salve, María... Santa María...
R. Y concibió por obra del Espíritu Santo.
Dios te salve, María... Santa María...
V. He aquí la esclava del Señor.
R. Hágase en mí según tu palabra.
Dios te salve, María... Santa María...
R. Hágase en mí según tu palabra.
Dios te salve, María... Santa María...
V. Y el Verbo se hizo carne.
R. Y habitó entre nosotros.
Dios te salve, María... Santa María...
R. Y habitó entre nosotros.
Dios te salve, María... Santa María...
V. Ruega por nosotros, santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.
Oremos:R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo.
Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su cruz, a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.