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ORACIONES

ACERCARSE A DIOS A TRAVÉS DE MARÍA

Como dice Sta. Teresa de Jesús: la oración es “tratar de amistad a solas con quien sabemos nos ama” (Libro de la Vida)



AVE MARÍA
Dios te salve María, llena eres de gracia; el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

LA SALVE
Dios te salve,
Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra;
Dios te salve.
A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva;
a Ti suspiramos,
gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.
Ea, pues,
Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos
misericordiosos,
y después de este destierro
muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clemente, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo. Amén.



OFRECIMIENTO A LA SANTÍSIMA VIRGEN
¡Oh Señora mía! ¡Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti y en prueba de mi filial afecto te consagro en este día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo Oh Madre de bondad, guardame y defiéndeme como a pertenencia y posesión tuya. Amén.

ACORDAOS… (ORACIÓN DE SAN BERNARDO)
Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María! que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos. Animado con esta confianza, a Vos también acudo, ¡oh Madre, Virgen de las vírgenes! Y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana. No desechéis, ¡oh Madre de Dios!, mis humildes súplicas, antes bien, inclinad a ellas vuestros oídos y dignaos atenderlas favorablemente.

BAJO TU AMPARO
Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. No desoigas nuestras súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todos los peligros, Virgen gloriosa y bendita.


BENDITA SEA TU PUREZA
Bendita sea tu pureza
y eternamente lo sea,
pues todo un Dios se recrea
en tan graciosa belleza.
A ti, celestial princesa,
Virgen sagrada, María,
te ofrezco en este día
alma, vida y corazón.
¡Mírame con compasión!
¡No me dejes, Madre mía¡

 MAGNIFICAT
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humildad de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón. Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos despide vacíos.
Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su santa alianza según lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.

PRÉSTAME, MADRE…
Préstame, Madre, tus ojos, para con ellos mirar, porque si por ellos miro, nunca volveré a pecar.
Préstame, Madre, tus labios, para con ellos rezar, porque si con ellos rezo, Jesús me podrá escuchar.
Préstame, Madre, tu lengua, para poder comulgar, pues es tu lengua patena de amor y de santidad.
Préstame, Madre, tus brazos, para poder trabajar, que así rendirá el trabajo una y mil veces más.
Préstame, Madre, tu manto, para cubrir mi maldad, pues cubierto con tu manto al Cielo he de llegar.
Préstame, Madre a tu Hijo, para poderlo yo amar, si Tú me das a Jesús, ¿qué más puedo yo desear?
Y esa será mi dicha por toda la eternidad.


ORACIÓN A LA VIRGEN DE LOS MILAGROS
Oh Virgen de los Milagros, tierna Madre del Señor,
hoy acudimos ante ti con todo nuestro fervor,
escucha de tus hijos su más sentido clamor
y dirige hacia nosotros la mirada de tus amorosos ojos,
no nos dejes sin tu auxilio en las desolaciones y llantos
ilumínanos en las penas y tristezas con tu amor,
danos esperanza y alivio cuando nos invada la aflicción.
Santa María de los Milagros, Madre del Redentor,
Excelsa Señora depositaria de los dones del Señor,
en estos momentos aciagos precisamos tu comprensión,
ampáranos y con tus manos bondadosa concédenos favor,
alivia los problemas y dificultades que nos causan desazón.
Tú que tantos milagros derramas a los que van a ti con devoción
haz en nuestras vidas un milagro y danos solución
para este grave circunstancia que nos duele y rompe el corazón:
(pedir lo que se quiere conseguir)
Nuestra Señora de los Milagros, Reina de misericordia,
asístenos con tu poderosa intercesión
y nuestros males, preocupaciones y necesidades remedia
ayúdanos en la lucha, danos fortaleza y valor,
guía nuestros pasos y alumbra nuestros caminos
¡ruega por tus hijos ante Dios!
extiende sobre nosotros el celeste manto de tu protección
libéranos de enemigos y peligros
danos salud, trabajo, prosperidad y amor,
llena nuestros hogares de justicia, fe, esperanza y caridad,
y uno a uno danos refugio y tu bendición de paz.
¡Virgen de los Milagros, Madre compasiva, 
no nos desampares ni en la muerte ni en la vida!
Amén.

DESDE QUE AMANECE EL DÍA
Madre mía: Desde que amanece el día, bendíceme;
en lo rudo del trabajo, ayúdame;
si vacilo en mis buenas decisiones, fortaléceme;
en las tentaciones y peligros, defiéndeme;
si desfallezco, sálvame y al cielo llévame.
Amén.



ORACIÓN A LA VIRGEN DEL CARMEN
En las dificultades: ayúdame.
De los enemigos del alma: sálvame.
En mis desaciertos: ilumíname.
En mis dudas y penas: confórtame.
En mis enfermedades: fortaléceme.
Cuando me desprecien: anímame.
En las tentaciones: defiéndeme.
En horas difíciles: consuélame.
Con tu corazón maternal: ámame.
Con tu inmenso poder: protégeme.
Y en tus brazos al expirar: recíbeme.
Virgen del Carmen, ruega por nosotros.


ORACIÓN A LA REINA DE LOS ÁNGELES
¡Oh Augusta Reina de los Cielos y Señora de los Ángeles! Pues has recibido de Dios el
poder y la misión de aplastar la cabeza de Satanás, le suplicamos humildemente, envíanos las legiones angélicas, para que bajo tu mando, persigan a los demonios, combatan contra ellos en todas partes, repriman su audacia y los sepulten en el infierno.
Santos ángeles y arcángeles; defiéndenos, guárdanos- ¡Oh buena y tierna Madre! Tú eres
siempre nuestro amor y nuestra esperanza. ¡Oh divina Madre! envía los santos ángeles para
defenderme y para rechazar lejos el demonio, mi cruel enemigo.
San Miguel Arcángel, ruega por nosotros
San Gabriel Arcángel, ruega por nosotros.
San Rafael Arcángel, ruega por nosotros.
Santos Ángeles Custodios, rueguen por nosotros,
Coros Angélicos, rueguen por nosotros.
Reina de los Ángeles, ruega por nosotros.


ORACIÓN A LA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA
Oh María, sin pecado concebida
rogad por nosotros que recurrimos a Vos
sin tardanza pregona lengua mía
las glorias y alabanzas de María
atiende a mi socorro, gran Señora
y ampárame tu diestra protectora.
Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en un principio, sea ahora y siempre, por los siglos de los siglos.
Amén.



CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA (Papa Pío XII)
¡Oh Reina del Santísimo Rosario, auxilio de los cristianos, refugio del género humano, vencedora de todas las batallas de Dios! Ante vuestro Trono nos postramos suplicantes, seguros de impetrar misericordia y de alcanzar gracia y oportuno auxilio y defensa en las presentes calamidades, no por nuestros méritos, de los que no presumimos, sino únicamente por la inmensa bondad de vuestro maternal Corazón.
En esta hora trágica de la historia humana, a Vos, a vuestro Inmaculado Corazón, nos entregamos y nos consagramos, no sólo en unión con la Santa Iglesia, cuerpo místico de vuestro Hijo Jesús, que sufre y sangra en tantas partes y de tantos modos atribulada, sino también con todo el Mundo dilacerado por atroces discordias, abrasado en un incendio de odio, víctima de sus propias iniquidades.
Que os conmuevan tantas ruinas materiales y morales, tantos dolores, tantas angustias de padres y madres, de esposos, de hermanos, de niños inocentes; tantas vidas cortadas en flor, tantos cuerpos despedazados en la horrenda carnicería, tantas almas torturadas y agonizantes, tantas en peligro de perderse eternamente.
Vos, oh Madre de misericordia, impetradnos de Dios la paz; y, ante todo, las gracias que pueden convertir en un momento los humanos corazones, las gracias que preparan, concilian y aseguran la paz. Reina de la paz, rogad por nosotros y dad al mundo en guerra la paz por que suspiran los pueblos, la paz en la verdad, en la justicia, en la caridad de Cristo. Dadle la paz de las armas y la paz de las almas, para que en la tranquilidad del orden se dilate el reino de Dios.
Conceded vuestra protección a los infieles y a cuantos yacen aún en las sombras de la muerte; concédeles la paz y haced que brille para ellos el sol de la verdad y puedan repetir con nosotros ante el único Salvador del mundo: Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad.
Dad la paz a los pueblos separados por el error o la discordia, especialmente a aquellos que os profesan singular devoción y en los cuales no había casa donde no se hallase honrada vuestra venerada imagen (hoy quizá oculta y retirada para mejores tiempos), y haced que retornen al único redil de Cristo bajo el único verdadero Pastor.
Obtened paz y libertad completa para la Iglesia Santa de Dios; contened el diluvio inundante del neopaganismo, fomentad en los fieles el amor a la pureza, la práctica de la vida cristiana y del celo apostólico, a fin de que aumente en méritos y en número el pueblo de los que sirven a Dios.
Finalmente, así como fueron consagrados al Corazón de vuestro Hijo Jesús la Iglesia y todo el género humano, para que, puestas en El todas las esperanzas, fuese para ellos señal y prenda de victoria y de salvación; de igual manera, oh Madre nuestra y Reina del Mundo, también nos consagramos para siempre a Vos, a vuestro Inmaculado Corazón, para que vuestro amor y patrocinio aceleren el triunfo del Reino de Dios, y todas las gentes, pacificadas entre sí y con Dios, os proclamen bienaventurada y entonen con Vos, de un extremo a Otro de la tierra, el eterno Magníficat de gloria, de amor, de reconocimiento al Corazón de Jesús, en sólo el cual pueden hallar la Verdad, la Vida y la Paz.

SALUDO A LA VIRGEN MARÍA (S. Francisco)
Salve, Señora, santa Reina,
santa Madre de Dios, María,
que eres virgen hecha iglesia
y elegida por el santísimo Padre del cielo,
a la cual consagró Él
con su santísimo amado Hijo
y el Espíritu Santo Paráclito,
en la cual estuvo y está
toda la plenitud de la gracia y todo bien.
Salve, palacio suyo;
salve, tabernáculo suyo;
salve, casa suya.
Salve, vestidura suya;
salve, esclava suya;
salve, Madre suya
y todas vosotras, santas virtudes,
que sois infundidas por la gracia
e iluminación del Espíritu Santo
en los corazones de los fieles,
para que de infieles hagáis fieles a Dios.

ORACIÓN DE S. ALFONSO MARÍA DE LIGORIO
Santísima e Inmaculada Virgen María, oh Madre mía, a ti que eres la Madre de mi Señor, la Reina del mundo, la Abogada, esperanza y refugio de los pecadores, vengo ahora a pedir tu bendición.
Yo te venero, oh gran Reina, y te doy gracias por tantos favores que me has hecho en el pasado; pero sobre todo te doy gracias por librarme de todos los males. Te amo, oh Señora dignísima de todo amor, y por el amor que te tengo, prometo en adelante servirte, y hacer todo lo que de mí dependa para que otros te amen.
 En ti pongo toda mi confianza y mi esperanza de salvación. Recíbeme como a tu siervo y cúbreme con tu manto de protección, tú que eres la Madre de la misericordia. Y puesto que tienes tanto poder para con Dios, líbrame de las tentaciones, o al menos obtenme la gracia de vencerlas.
 Te pido un verdadero amor a Jesús, y la gracia de una santa muerte. Oh Madre mía, por el amor que tienes a Dios, Nuestro Señor, te ruego que seas mi ayuda en todo tiempo, pero principalmente en el último instante de mi vida. No me dejes, Madre mía, hasta que me veas salvo en el cielo, para bendecirte allí y cantar tus alabanzas por toda la eternidad. Amén.



ORACIÓN A NTRA. SRA. DE LOS DOLORES
Oh María, madre de Jesucristo y madre nuestra, tú que estás junto a nuestras cruces como permaneciste junto a la de Jesús, sostén nuestra fe, para que aunque estemos inmersos en el dolor, mantengamos la mirada fija en el rostro de Cristo en quien, durante el sufrimiento extremo de la cruz, se manifestó el amor inmenso de Dios.
Madre de nuestra esperanza, danos tus ojos para ver más allá del sufrimiento y de la muerte, la luz de la Resurrección. Danos un corazón sensible para seguir amando y sirviendo también en medio de las pruebas.
Oh María Madre, Virgen de los Dolores, ruega por nosotros para que cuando el dolor nos visite logremos decir: "Hágase tu voluntad". Amén.

ACTO DE CONSAGRACIÓN A LA VIRGEN (S. Juan Pablo II)
Madre, como el apóstol Juan, nosotros queremos acogerte en nuestra casa, para aprender de ti a ser como tu Hijo. "¡Mujer, aquí tienes a tus hijos!" Estamos aquí, ante ti, para confiar a tus cuidados maternos a nosotros mismos, a la Iglesia y al mundo entero.
Ruega por nosotros a tu querido Hijo, para que nos dé con abundancia el Espíritu Santo, el Espíritu de verdad que es fuente de vida. Te encomendamos a todos los hombres, comenzando por los más débiles: a los niños que aún no han visto la luz y a los que han nacido en medio de la pobreza y el sufrimiento; a los jóvenes en busca de sentido. A las personas que no tienen trabajo y a las que padecen hambre o enfermedad. Te encomendamos a las familias rotas, a los ancianos que carecen de asistencia y a cuantos están solos y sin esperanza.
 Oh Madre, que conoces los sufrimientos y las esperanzas de la Iglesia y del mundo, ayuda a tus hijos en las pruebas cotidianas que la vida reserva a cada uno y haz que, por el esfuerzo de todos, las tinieblas no prevalezcan sobre la luz. A ti, Aurora de la Salvación, confiamos nuestro camino para que bajo tu guía, todos los hombres descubran a Cristo, luz del mundo y único Salvador, que reina con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.


ORACIÓN  A NTRA. SRA. DE LA ESCUCHA
“Madre escúchame cuando recurra a Ti”
Madre de Dios y madre nuestra,
a ti acudo, con devoción filial,
en busca de consuelo.
Escúchame benignamente
y concédeme la gracia que te pido,
pues nunca abandonas a los necesitados
y siempre estás dispuesta
a perdonar las faltas
y a remediar los males.

SALVE, DEL MAR ESTRELLA
Salve, del mar Estrella,
salve, Madre sagrada
de Dios y siempre virgen,
puerta del cielo santa.
Tomando de Gabriel
el “Ave”, Virgen alma,
mudando el nombre de Eva,
paces divinas trata.
La vista restituye,
las cadenas desata,
todos los males quita,
todos los bienes causa.
Muéstrate madre, y llegue
por ti nuestra esperanza
a quien, por darnos vida,
nació de tus entrañas.
Entre todas piadosa,
Virgen, en nuestras almas,
libres de culpa, infunde
virtud humilde y casta.
Vida nos presta pura,
camino firme allana,
que quien a Jesús llega
eterno gozo alcanza.
Al Padre, al Hijo, al Santo
Espíritu alabanzas;
una a los tres le demos,
y siempre eternas gracias.
Amén.

ORACIÓN A NTRA. SRA. DE LA CONFIANZA
Madre mía,
a Ti acudo,
con filial afecto,
en busca de consuelo
en todas mis necesidades.
Confío plenamente
en que puedes ayudarme
y concederme la gracia que te pido,
pues nunca abandonas
a los que con fe y devoción
solicitamos tu ayuda y misericordia.
Sé que tu corazón compasivo
encontrará en mis miserias,
en mis penas y sufrimientos
un motivo para atender mi súplica.

ORACIÓN A NTRA. SRA. DEL PERDÓN
Madre de Dios y madre nuestra,
ante tu imagen,
con fe y devoción,
te pido perdón por mis faltas,
pasadas y presentes,
 y por aquellas que pueda cometer en el futuro,
pues soy débil y necesito tu ayuda y protección
para seguir los mandatos de tu hijo Jesucristo
y conseguir, por tu intercesión, la vida eterna.


ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DE LA BONDAD
Madre de Dios y Madre nuestra,
a Ti acudo con devoción filial
en busca de tu amparo
y tu consuelo.
A pesar de mis faltas,
escúchame benignamente,
pues siempre atiendes
a los más necesitados.
Madre de Bondad,
acompáñame en la soledad,
asísteme en la enfermedad.
auxíliame en los peligros,
defiéndeme de mis enemigos,
y abrázame en las dificultades.
Madre del divino amor,
fuente de esperanza,
concédeme las gracias que te pido
y sé mi intercesora
delante de tu Hijo.

LAS TRES AVEMARÍAS
Oh Madre de Dios y Madre de todas las gracias: por las muchísimas que te concedió la Santísima Trinidad, y particularmente por tu poder, sabiduría y ardiente caridad, te suplico nos concedas a nosotros participar de estas gracias, como participan los hijos de los bienes de sus padres, y especialmente nos concedas la gracia que te pedimos en esta novena honrando en ti al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Amén.
(Petición).
1.- Oh Virgen poderosísima: así como Dios Padre, en su munificencia omnipotente, levantó tu alma sobre un trono de gloria sin igual, hasta el punto de que, después de él, eres la más poderosa en el cielo y en la tierra, así también te suplico que me asistas en la hora de la muerte, para fortificarme y rechazar de mí toda potestad enemiga.
Avemaría.
2.- Oh Virgen sapientísima: así como el Hijo de Dios, conforme a los tesoros de su sabiduría, te adornó y llenó maravillosamente de ciencia y entendimiento, de tal modo que gozas del conocimiento de la Santísima Trinidad más que todos los santos juntos, y como sol brillante, con la claridad de que te ha embellecido, adornas todo el cielo, así también te ruego me asistas en la hora de la muerte, para llenar mi alma de las luces de la fe y de la verdadera sabiduría, para que no la oscurezcan las tinieblas de la ignorancia y del error.
Avemaría.
 3.- Oh Virgen amantísima: así como el Espíritu Santo te llenó por completo de las dulzuras de su amor y te hizo tan amable y tan amante que, después de Dios, eres la más dulce y la más misericordiosa, así también te ruego me asistas en la hora de la muerte, llenando mi alma de tal suavidad de amor divino, que toda pena y amargura de muerte se cambie para mí en delicias.
Avemaría.



MEMORARE
No me desampare tu amparo,
no me falte tu piedad,
no me olvide tu memoria.
Si tú, Señora, me dejas, ¿quién me sostendrá?
Si tú me olvidas, ¿quién se acordará de mí?
Si tú, que eres Estrella de la mar
y guía de los errados, no me alumbras, ¿dónde iré a parar?
No me dejes tentar del enemigo,
y si me tentare, no me dejes caer,
y si cayere, ayúdame a levantar.
¿Quién te llamó, Señora, que no le oyeses?
¿Quién te pidió, que no le otorgases?

ORACIÓN DEL PADRE PÍO A LA VIRGEN
Santísima Virgen Inmaculada y Madre mía María, a ti que eres la Madre de mi Señor, la Reina del mundo, la Abogada, la Esperanza, el Refugio de los pecadores, recurro hoy, yo que soy el más miserable de todos, te venero, oh gran Reina y te agradezco por todas las gracias me has dado hasta ahora, especialmente haberme librado del infierno, tantas veces merecido por mí.
Yo te amo, Señora amabilísima, y por el amor que te tengo, prometo querer servirte siempre y hacer todo lo que pueda para que tú seas amada más por los demás.
Pongo en ti, después de Jesús, todas mis esperanzas, toda mi salud, acéptame como tu siervo, y acógeme bajo tu manto, tú, Madre de Misericordia.
Y ya que eres tan potente ante Dios, líbrame de todas las tentaciones o obténme la fuerza de vencerlas hasta la muerte.
A ti te pido el verdadero amor a Jesucristo, de ti espero hacer una buena muerte, Madre mía, por el amor que tienes a Dios, te ruego me ayudes siempre, pero más en el último momento de mi vida. No me abandones hasta no verme salvo en el cielo, bendiciéndote y cantando tus misericordias por toda la eternidad.
Amén.

ORACIÓN A MARÍA MADRE
Préstame Madre tus ojos
para con ellos mirar
porque si con ellos miro
nunca volveré a pecar.
Préstame Madre tus labios
para con ellos rezar
porque si con ellos rezo
Jesús me podrá escuchar
Préstame Madre tu lengua
para poder comulgar
pues es tu lengua materna
de amor y de santidad.
Préstame Madre tus brazos
para poder trabajar
que así rendirá mi trabajo
una y mil veces más.
Préstame Madre tu manto
para cubrir mi maldad
pues cubierta con tu manto
al Cielo he de llegar.
Préstame Madre a tu Hijo
para poderlo yo amar
pues si me das a Jesús
qué más puedo yo desear?
Así será esta mi dicha
por toda la eternidad.
Amén.






ORACIÓN DE LA NOCHE A LA VIRGEN MARÍA
Cuando vence la luna al sol y, la noche invita a la calma, nuestro cansancio se pone en tus manos María.
Cuando el descanso nos lleva a la reflexión y la oscuridad a la quietud de la noche
todo ello, lo dejamos bajo tu rostro: María.
Cuando cerramos las puertas y atrás quedan luchas y fatigas, decepciones y sufrimientos
buscamos en el silencio a una figura: eres tu María.
Cuando hemos caminado sin obtener demasiado fruto y las luchas nos han dejado extenuados, buscamos la fuerza de Dios, con alguien que vive a su lado: María.
Cuando pensamos que todo ha acabado, que todos los días son iguales y que no merecen la pena ser vividos, buscamos un reconstituyente de esperanza: tú eres María.
Déjanos, Madre y Virgen, antes de caer en el dulce sueño, poner en tus manos lo que, en esta mañana, quisimos fuera sincera realidad:
Si no estuvimos a la altura….perdón, Señor
Si olvidamos tu presencia….perdón, Señor
Si no crecimos en honestidad….perdón, Señor
Si, la fe y la esperanza, no las cuidamos….perdón, Señor.
María, mientras dormimos te pedimos que veles nuestro sueño que inclines tu rostro de Madre sobre nosotros tus hijos y que, mañana cuando despertemos, Dios nos dé otra oportunidad para seguir siendo amigos de Jesús.
Amén.